Ayer, aprovechando el solecito primaveral madrileño, estuve tomando varios Aperol Spritz con un buen amigo italiano.
En un momento dado la conversación giró hacia el tema recurrente:
El negocio.
Le conté que acababa de cerrar una compraventa y que el comprador, un cliente que vive en el extranjero, también me había encargado que le gestionase la reforma.
Porque yo, aparte de vender pisos, también me encargo de todo lo que el cliente necesita.
Asi que estaba entretenido.
Por simple curiosidad, o eso pensaba yo, me pidió detalles.
Asi que le enseñé varios videos y el presupuesto de lo que se iba a hacer con los precios desglosados por partidas.
- Esos precios no me los creo.
- Pues son los que son.
- Es muy barato. O el reformista es un chapuzas o los materiales son malos.
- Trabaja bien. Los materiales son calidades medias, hasta cierto precio. Si quieres mejores calidades, se suma el sobrecoste y punto.
- Joder.
Luego entendí todo.
Me dijo que había reformado el baño de una casa que tiene en Italia y que la reforma le había costado catorce mil euros.
Y que para los precios de allí era barato.
Repito:
14.000 €.
Solo el baño.
Barato.
Si tu no entiendes nada, es normal, yo tampoco lo entendía.
Pero tiene su explicación.
Atento.
Todo esto es culpa de “la ley 110”
¿Y qué es la ley 110?
Resulta que tras el COVID, para estimular la economía y renovar las viviendas, el gobierno italiano se sacó de la manga unas ayudas procedentes de fondos europeos que estarán vigentes hasta finales de 2025.
Estas ayudas consisten en que cuando alguien quiere reformar su casa se le financia el 110% del coste de la reforma.
¿Y después?
Después nada.
Reformas tu casa y paga el Estado.
En este caso Europa.
Es decir, tu y yo.
Como te puedes imaginar, ante esa situación, los italianos se lanzaron en manada a reformar sus casas.
Como si no hubiera un mañana.
Los reformistas, desbordados de trabajo, empezaron a subir las tarifas a niveles estratosféricos.
Y los fabricantes de material, lo mismo.
Total, que mi colega, como es residente español, no tenia acceso a esas ayudas y renovar el baño le salió por un ojo de la cara.
Ahora tiene un baño nuevo.
Y un parche en el ojo.
PD. Por suerte en España esta fiesta no la tenemos.
Tenemos otras fiestas, pero esta no.
Por suerte, aquí es asequible hacer una reforma y mantener a salvo los dos ojos.
PD2. Recuerda.
Yo soy Hombrados.
Y vendo pisos. Y me encargo de todo lo demás.
En el enlace de arriba.